Las letras avanzan veloces, se esparcen como
chispas incandescentes y quedan flotando alrededor de la pantalla: redondas o afiladas, mordaces o voluptuosas, solas o agrupadas en constelaciones, sin orden lógico, sin freno: buscando febriles descargas de pensamientos que las fecunden y las transformen en mórulas de palabras, en frases plenas de ideas lúcidas, para anidarse en las entrañas de un ordenador. Vano intento nocturno, infecundas, emprenden veloz viaje en busca de otra pantalla encendida.
Ximena Guiraldes
Sep 22.
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